Todos sabemos que hacer ejercicio, además de mejorar nuestro cuerpo contribuye a eliminar estrés, reforzar nuestros valores, ser más felices… Pero la Calistenia es una disciplina que te permite llegar más allá. Estudios recientes de la Universidad de Essex (UK) demuestra que durante los primeros cinco minutos del ejercicio al aire libre es cuando se produce el mayor aumento de autoestima y mejora del ánimo. Esto se debe a que a los ya conocidos efectos del ejercicio sumamos el efecto positivo de permanecer en espacios verdes de naturaleza y aire limpio.

Por un lado, esta disciplina nos permitirá trabajar cualidades como la coordinación, la velocidad, la fuerza o la resistencia, etc… y por el otro, en cuanto a los beneficios psicológicos y emocionales, además de hacernos sentir mejor (liberar endorfinas), se trabajan además habilidades cognitivas (memoria, estrategia, constancia, concentración, afán de superación, etc.) y nuestras capacidades sociales (el compañerismo, la solidaridad, el trabajo en grupo, etc.).

Por estos motivos todos los amantes de la calistenia nos frotamos las manos cuando hay buen tiempo, pero debemos tener cuidado con las altas temperaturas sino queremos pagarlo caro.

Lo primero es buscar las horas más adecuadas del día para hacer nuestro entrenamiento, obviamente deberemos dejar de lado las horas centrales del día y aprovechar los atardeceres o mejor aún el amanecer, ya que la cantidad de oxígeno ambiental es mayor. Gracias a la mínima de equipamiento necesaria para practicar Calistenia, podemos elegir además lugares preferentes para practicarla, lo mejor serán los bosques, arboledas o parques con abundante vegetación, ya que las temperaturas serán más frescas y la concentración de oxígeno será mayor.

Tampoco hay que olvidar que con las temperaturas más elevadas también aumentará la sudoración corporal, y con ello la expulsión de sales minerales del organismo. Esta pérdida de sales la debemos reponer con la ingesta de líquidos. Hay que hidratarse de forma constante sin que el cuerpo nos lo pida, recordad que la sed es un mecanismo de defensa por lo que cuando la sentimos es que ya hemos empezado a deshidratarnos. También usar ropas ligeras y que dejen la piel transpirar es esencial para rendir al máximo cuando practiquemos deporte en verano.

“Al contrario de lo que muchos puedan pensar, no es lo mismo hacer ejercicio al aire libre, que en un gimnasio o cualquier entorno cerrado y controlado.”

El ejercicio en centro o gimnasios cumple su función, pero el ejercicio al aire libre además de cumplirla nos permite la práctica de una filosofía de vida. En lugar de trabajar “a ciegas” en un entorno controlado, donde pasamos por ejemplo muchos minutos con la vista fija en una pantalla o nuestra mente perdida en la música que sale de nuestro auriculares mientras nuestras piernas se mueven sobre una treadmill, con una carrera al aire libre nos movemos en una realidad cambiante a la que nuestro organismo responde y se esfuerza para contrarrestar los efectos de la exposición a la interperie, usamos los cinco sentidos, interpretamos, recordamos, esquivamos, analizamos… en definitiva nos aplicamos a trabajar al reto que nos presentan el clima y la orografía: vientos, temperaturas, cambios de terreno… Gretchen Reynolds expuso en la bitácora “Well” de TNYT las últimas evidencias que marcan las distancia efectiva entre ejercitarse al aire libre o hacerlo en un centro preparado, que resulta predecible para nuestro organismo y carente de estímulos adicionales, y que además en cualquier disciplina disfrutamos más de la actividad al aire libre, los resultados del análisis psicológico de la experiencia mostraron que en la actividad a la intemperie, se registraron niveles mucho más elevados de vitalidad, entusiasmo, placer y autoestima, y mucho más bajos de tensión, depresión y fatiga, de forma que el factor motivacional aumenta y ayuda a que los practicantes del ejercicio al aire libre lo realicen con mayor frecuencia y constancia que los que optan por equipamientos y centros convencionales.

Queda claro que realizar una actividad por el bosque beneficia nuestra salud («baños forestales», ventajas inmunológicas de quienes han nacido en el campo, mayor resistencia a enfermedades, ausencia de alergias derivadas de los entornos domésticos y urbanos más asépticos y con menor contacto natural); además el hecho de que nuestro organismo deba esforzarse más de lo que la propia actividad en si implica, multiplica nuestra producción de glucógeno, fuente del aumento del rendimiento intelectual de quienes practican deporte y además afecta nuestro estado de ánimo a largo plazo, al estimular la producción de serotonina, etc.

Varios estudios en personas ejercitándose al aire libre y en instalaciones cubiertas detectan niveles más bajos de cortisol (hormona relacionada con el estrés), durante el ejercicio al aire libre, así que acicate para abandonar el tóxico amodorramiento, sal de la zona de confort, combate el sedentarismo y disfruta de la naturaleza al mismo tiempo que de una de las disciplinas deportivas más fascinante del panorama FITNESS: La Calistenia.

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